Desde la psicología – Pedro T. Sánchez

Son algunos de los términos utilizados actualmente para describir un Síndrome complejo cuyos síntomas principales parecen ser: el agotamiento emocional, representado por un humor deprimido; la presencia de cambios en el comportamiento, despersonalización en la relación, malestar general, conductas adictivas, pérdida de la autoestima y desmotivación laboral (con ausencia de expectativas). Este síndrome se encuentra presente de forma relevante entre los profesionales sanitarios generando una clara perdida en su calidad de vida. Desde que Maslach desarrolló el Cuestionario MBI han transcurrido más de dos décadas. Los estudios realizados en este tiempo nos han clarificado que estamos ante un estrés laboral crónico, pero por otra parte seguimos sin encontrar un consenso respecto a la definición del síndrome, lo cual ha permitido el desarrollo de varios modelos teóricos que aportan diferentes matices.

El estudio del síndrome despertó desde sus inicios un gran interés en el ámbito de la psicología laboral dado que su propia existencia podría implicar un elevado coste personal, social y económico. Desafortunadamente en la actualidad se mantienen las razones que justifican su estudio: afecta al bienestar psicológico del profesional, afecta a la calidad de la asistencia recibida por sus pacientes, puede tener una gran incidencia en las instituciones y, principalmente aunque se hace poco al respecto es posible prevenirlo.

Hemos definido el Burnout como estrés, un estado de activación fisiológica y emocional reactivo a unas demandas y características laborales que exceden la capacidad del individuo para afrontarlas de una forma efectiva. Sin embargo no debemos confundir ambos conceptos pues el desarrollo del síndrome requiere de algo más que el estrés laboral. El estrés en palabras de Selye es vida, pues la vida misma conlleva estrés, los cambios sociales y laborales a los que estamos asistiendo en las últimas décadas lo que están propiciando es la presencia de un tipo de estrés sostenido en el tiempo. Este cambio sigue unas pautas derivadas de las modificaciones en la cultura y en los valores sociales occidentales, procesos que afectan tanto al área laboral, como al social, personal y familiar.

La relación asistencial con los pacientes también está cambiando siguiendo la misma tendencia que la transformación social y de la cultura laboral. Conceptos relativamente nuevos en el contexto sanitario como ratio, productividad y rentabilidad forman parte inherente del nuestro actual vocabulario, junto al concepto de estresores laborales que podemos concretar en el campo de la Oncología:
A) Un incremento progresivo de la llamada carga asistencial.
B) Un incremento de la Jerarquización.
C) Un empeoramiento de las condiciones laborales.
D) La asistencia continua a pacientes que sufren y mueren, el manejo de las emociones de los pacientes y familiares.
E) Escaso o nulo reconocimiento por la labor realizada.
F) Relaciones Interpersonales no afirmativas.

Algunos autores han hecho hincapié en la interacción entre personalidad y los factores laborales como la causa más importante del desarrollo del Burnout. Sin embargo, la existencia de personalidades vulnerables no puede utilizarse como argumento para cuestionar que la etiología del síndrome reside en la propia naturaleza de las condiciones laborales y organizacionales y de los estresores asociados. Los estudios muestran que el estrés en cuidados paliativos oncológicos está claramente correlacionado a variables de tipo organizacional y social.

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