Desde la psicología – Pedro T. Sánchez

El concepto de azar nació históricamente ligado a la ignorancia (falta de conocimientos), así para la ciencia clásica (la mecanicista) la falta de información nos conduce a pensar en el azar para explicar los sucesos de la vida. El determinismo, se fundamenta en que todo suceso debe tener una causa y por tanto estar detrminado causalmente.

El trauma del determinismo tiene su símbolo en el denominado “Demonio de Laplace”. Pierre Simon Laplace nos sugirió que imaginasemos un ser con una capacidad infinitamente mayor que el hombre en lo cuantitativo (adquisición y manejo de datos) pero igual que el hombre el lo cualitativo (conocimiento). Si este intelecto fuera lo suficientemente vasto como para someter todos los datos a análisis, nada podría ser incierto y el futuro así como el pasado estarían frente sus ojos. Este ente DEBERÍA SER por tanto capaz de deducir todos los sucesos del futuro y de recuperar todos los del pasado.

Esta imagen planteada por Laplace nos introduce al ABSURDO LINEAL y al concepto de Probabilidad. Este absurdo lo explica Wagensberg a través de la confusión entre dos ideas diferentes: la idea de una información infinita y la idea de una información tan grande como se quiera. En el primer caso no puede existir el azar, aunque tampoco puede existir la información infinita. Mientras que en el concepto de la de información tan grande como se quiera se generan múltiples posibilidades (probabilidad – margen de azar).

Pensemos en el lanzamiento de un dado y en la imposibilidad de deducir la siguiente jugada, siendo fácil deducir la probabilidad de cada una de las caras, en función de las tiradas anteriores, sin embargo por alta que sea la probabilidad no existe ninguna manera de asegurar o garantizar la cara que saldrá.

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